Es difícil encontrar una familia que no haya pasado por dificultades y problemas. Es igualmente difícil encontrar familias que estén dispuestas a compartir su caminar y su transformación, porque nos han enseñado que demostrar nuestra vulnerabilidad es inaceptable. Como dijo un querido amigo, a él y a muchos, les enseñaron que la procesión se lleva por dentro.

Creo que ser capaces de exponer las dificultades, poder hablar de nuestros sentimientos de insuficiencia, contar con el alma abierta las barreras y aflicciones por las que atravesamos y lo que aprendimos es lo que nos hace verdaderamente humanos y aunque parezca una contradicción, también nos hace verdaderamente fuertes.
Muchas veces, tratamos de controlar nuestras experiencias de vida. Ponemos todo nuestro empeño en regular y dirigir el desenlace de los acontecimientos que se nos presentan. De esta manera, acabamos por estar paralizados. En estos espacios, donde solo existe nuestra manera de pensar como guía y donde la resistencia y el miedo son los muros que nos cercan, somos incapaces de dar el paso al vacío. Es, en ese pequeño pero gigante salto, donde encontraremos las fibras más profundas de nuestra fortaleza y donde tenemos la oportunidad de crecer.
Cuando somos capaces de atravesar las barreras de nuestros propios límites es cuando podremos tender la mano al que viene atrás de nosotros. Compartir nuestro camino con ellos para hacérselo más comprensible, ayudarles a llevar una carga que para muchos es imposible de soportar. Es lo que estamos llamados a hacer como personas que creemos en el amor.
No se trata solo sobre la aceptación de la homosexualidad del hijo u otro problema específico. Se trata de un proceso de vida. Una tarea de profunda auto reflexión. Una victoria sobre nuestras propias fronteras. Abrir las puertas de nuestro entendimiento, para poder escuchar al otro, comprender al otro y poder ponernos en sus pies.
Para este caminar se necesita una valentía llena de comprensión. Así comenzamos a ser compañeros de ruta, ayudándonos unos a otros y en el camino creando un mundo mejor. Elsa Dreher.
Comments